2ª semana.

Ya situadas en nuestra nueva y "acogedora" casita, nos animamos a ir al Ikea porque no teníamos sábanas, almohadas ni "ná" de "ná". Hay un bus gratuito que sale cada hora de la estación de tren. El caso es que, de vuelta a casa, cargada con almohadas, nórdico, sábanas, tendedero, etc, no sé cómo se me escapó una almohada y fue a parar a la carretera. Un coche frenó para que la cogiese, pero justo detrás venía una cola inmensa de coches que no se dieron cuenta de lo que había pasado y...¡se chocaron! Una forma absurda de provocar un accidente, sí... Como pudimos salimos de allí pitando pensando: "¡Qué surrealista todo!"
Pronto recobramos la tranquilidad, más todavía cuando conseguimos abrir la puerta sin esfuerzo y vimos que teníamos toooooooda la casa para nosotras durante ese fin de semana. Poder tumbarte en una cama para tí sola, ducharte tranquilamente, aunque fuese con agua fría, y poner una lavadora...¡no tenía precio!
A mitad de la semana llegaba una chica italiana y a primeros de mes un chico italiano. La casa es de tres habitaciones, así que hasta final de mes mi compañera y yo tenemos que compartir habitación, que es cuando se va la italiana. Es como otra cualquiera, aunque no tiene salón. Menos mal que la cocina es lo suficientemente grande como para poder socializarnos todos un poquito. 
Alternábamos el disfrutar de la casa con visitas a la Pilotta. Esta costumbre fue disminuyendo a medida que la temporada de frío iba avanzando. De hecho, hoy día se prefiere ir a "Nero Bianco", una discoteca donde suelen ir todos los Erasmus, aunque hay que decir que no muestran mucha estima por los españoles: tengo entendido que cobran más. Lo que suelen hacer es montar un paripé, en plan hablar italiano entre ellos, aunque sea lo más básico. He de confesar que a mí el rollo discotequeo "non mi piace".
Unos días más tarde empezó a coger forma una asociación llamada "ESN-ASSI Parma", la cual ejerce de punto de unión entre todos los Erasmus que nos encontramos en Parma. Organizan fiestas (miércoles y jueves) y viajes. El primero lo organizaron hace poco: estuvieron en Turín, aunque no me animé, ya que todavía no está el presupuesto muy boyante.
Volviendo al tema de las fiestas, dicha asociación montó una como recibimiento a todos los Erasmus: "Erasmus Welcome Day". A ésta sí fuí, aunque para ello tuve que ir a comprar ropa al H&M porque no tenía "ná de ná".


Se apuntaron nuestros compañeros de piso, así que allá que fuimos todos en comparsa. 


Todos los españoles se encontraban allí haciendo botellón en la puerta, aunque con el frío que hacía no se tardó mucho en entrar. La fiesta se celebró en un pub llamado "XXL", cuya estética me la imaginaba de otra manera: parecía más un bar de poca monta, sólo que con un trozo de pista de baile. El baile y yo no nos llevamos muy bien, pero...¡me animé!  Y la verdad que me lo pasé bastante bien.



Esta misma asociación organiza un programa llamado "Tandem". Dependiendo del idioma que te interese aprender, te asignan a un estudiante que quiera aprender el tuyo. A mí me llamó la atención desde el principio, tanto que sin querer me apunté dos veces. Pero...¡mejor! :D

Otro tema del que no he hablado en la primera semana son "las cosas de casa": compras, lavadoras, limpieza, etc...

- En cuanto a la compra, aconsejo que vayáis preparando los bolsillos porque el choque de precios entre lo que hay aquí y lo que estás acostumbrado a ver en España es descomunal. No puede ser que un kilo de melocotones cueste 2€...
Echo de menos el Mercadona, de hecho mi compañera y yo tenemos en casa una bolsa de Mercadona, la cual veneramos todos y cada uno de los días. Mi teoría es la siguiente: si los italianos lo descubriesen, serían más felices.
De todas formas hay un Lidl, lo malo que está en la quinta puñeta. No sé si merece la pena desplazarse hasta allí... Mientras tanto yo compro en Conad. Es de lo más barato que he visto y encima está cerca del piso.


- En cuanto a las lavadoras, he de reconocer que me vine sin tener mucha idea pero bueno, menos mal que el saber de tecnologías te abre muchas puertas. Nada más llegar al piso, mi compañera y yo fuimos lanzadas a poner una lavadora, pero la pobre sólo se dedicó a darle dos vueltecitas a la ropa y a echarle mucha agua. Luego resultó que la lavadora estaba estropeada... Nos la cambiaron pero al poco surgió otro incidente: se cerró mal al ponerla y se quedó atascada. Pero por suerte ya está el tema controlado.


- En cuanto a la limpieza, todos sabemos que es un problema bastante extendido en los pisos de estudiantes. El conflicto surge cuando tú quieres limpiar y te encuentras con que los que te rodean sólo se dedican a ensuciar. Los detalles me los reservo, más que nada por vuestra salud. Eso sí, voy a coger por banda al compañero y aquí nos vamos a repartir las labores como buenos hermanos.

Otro tema del que me apetece hablar es de las comidas. Todos sabemos que la dieta de los italianos se basa en pasta (un pasillo entero en el supermercado sólo de pasta :O) y pizza, que están muy ricas, sí, pero engorda. Venid con fuerza de voluntad, porque cuando vayáis por la calle y os lleguen olores de pizza recién hecha, una fuerza interior desconocida os puede llevar a compraros una porción. Lo digo por experiencia...
Y uf...¿qué decir de los helados? Los mejores del mundo sin duda. Sólo los he probado de una heladería que hay cerca de la Piazza Garibaldi. Es un barquillo grande de galleta, en cuyo interior una señora muy amable te introduce cuatro sabores distintos, cada cual más rico. Y tampoco son tan caros, ¿eh? Te cuesta más o menos lo mismo que en cualquier heladería tradicional.


¡Los capuccinos también están tela de ricos! :D
Por Parma hay locales que pides una consumición y te hartas de comer. Lo que varía entre unos y otros es el precio de esa consumición. El primero al que fuimos se llama "Le Malve", que está en Vía Farini. Ahí la consumición rondaba los 5€. Después estuvimos en otro local cuyo nombre no recuerdo, pero sé que estaba en la calle paralela a Vía D`Azeglio. En éste ya bajaba a 4€. 
Pero el que más me gusta sin duda es uno que está en Vía D`Azeglio. Se llama "L`acquolina", y la consumición cuesta 3€. Además ofrece desde donuts y dulces rellenos de crema, hasta pizza, pasando por la pasta. 








Y con estas imágenes tan apetitosas, ¡doy por finalizada esta entrada! :)


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