4ª semana.

A lo tonto a lo tonto, ya he cumplido un mes por Italia.
Y...¿cómo lo celebré? ¡Con un helado, por supuesto! :D
Aunque para celebraciones la que se monta mi compañera italiana. Hace poco fue su cumpleaños, pero la celebración la pospuso al fin de semana.
Se le ocurrió invitar a nada más y nada menos que a 30 personas. Lo mejor, y absurdo a más no poder, es que fue de las primeras en salir de la fiesta en brazos en dirección a urgencias. Se pasó inclinando el codo...
Por otro lado, a finales de esta semana ya tengo habitación. En cierta manera me da pena porque compartir habitación ha sido divertido: conversaciones entre nosotras dormidas, sustos mutuos espontáneos, y eso sin contar con ataques de risa nocturnos sin venir a cuento.
Esta semana no he salido apenas porque las temperaturas han bajado mucho. El termómetro, en estas fechas, viene rondando los 10ºC  de máxima y unos 3 ó 4 de mínima. Así me pillé el resfriado que me pillé... Hemos probado la sanidad italiana y la verdad que no anda maleja. Si os enfermáis tenéis que acudir al "Pronto Soccorso", justo al lado del hospital. 
En cuanto a organización, está muy bien. Nada más llegar te dan número, como en las pescaderías, te toman la temperatura, la tensión, te hacen las preguntas pertinentes, y según todo eso, te asignan código amarillo (si es urgente) o código verde (si no lo es tanto). Así, si tú tienes el color verde y llega una persona con el amarillo, ésta tiene prioridad. 
Lo peor de todo no fue ya el ponerme mala, sino que...¡no me funcionaba Spotify! Fue una experiencia muy muy mala... Pero, fans de Spotify, que sepáis que tiene solución: basta con que abran tu cuenta desde España y..¡ya está! Automáticamente vuelve a estar activa.
En cuanto a la música, yo siempre he sido habitual de lo comercial, pero será tal la nostalgia que siento por España que nada más aterrizar aquí me dio por escuchar la música más española que os podáis imaginar: María del Monte, Manolo Escobar, Ecos del Rocío, y toda esa gente.
La italiana nunca me ha llamado la atención, a excepción de Laura Pausini en mis años mozos. Es por eso que, cuando en el cumpleaños de mi compañera, escuché una canción en italiano (una en concreta quiero decir), quizás mi visión haya cambiado un poco.Teniendo en cuenta que venía con Raffaella Carrá en mente...Me quedé un poco atrasada, todo hay que decirlo.

Ya superado todo esto, me reintegré al mundo universitario. He empezado a ir a clase, aunque por ahora sólo tengo una asignatura. Con esto de dividir en dos partes los semestres...
Aquí termina esta entrada, no sin antes poner la canción de la que hablaba antes.





Ha sido muy breve, pero... ¡es lo que tiene caer enferma!


3ª semana.

Después de tanto trajín con el piso y demás, surgió un nuevo imprevisto: la universidad.
La educación universitaria italiana no es demasiado diferente a la española, aunque al principio me lié bastante con la división del curso en semestres, pero eso es algo que se asume rápido. 
Otra cosa que me desorientó fue que no todas las clases se dan en el mismo edificio: tan pronto te tienes que ir al Parco Ducale, a la Pilotta o a otra facultad. Eso sí, la mayoría se imparten en la tuya, en mi caso en la Facotá di Lettere e Filosofia. 


Comparte espacio con la Facoltá di Economia. Lo que más me gusta es que justo al lado está el Parco Ducale. Más adelante hablaré de él.
El caso es que uno de los primeros días que anduvimos por ella, se nos acercaron unos estudiantes denunciando que querían tirar parte de la facultad. Nos resultó bastante cómico, no ya sólo porque quieren derribar nuestra facultad española, sino porque la forma de denunciarlo era haciendo fotos a aquellas personas que estaban en contra del derribo provistos de un casco  amarillo de obrero y un cartel (he de decir que no sé qué ponía). Me habría gustado tener la foto para el recuerdo, pero... Yo aporté mi granito de arena, todo sea dicho ;)
Por otro lado, como todos los Erasmus sabréis, cuando llegas a tu destino tienes un plazo de un mes para que tu coordinador te firme el learning. En teoría no debería haber complicaciones, aunque en mi caso sí las hubo porque me tocó un incompetente, que se negó a firmármelo porque me faltaban algunos elementos que no eran de vital importancia. Para colmo se puso enfermo y claro, como tiene la habilidad de saber hasta cuándo iba a estarlo, no podía firmármelo, así que me mandó a la gran Tiziana, famosa por buscarte los pisos más guarreros y encima llevarse una comisión. En definitiva, ella me lo firmó aunque tampoco me dio mucha seguridad.
Por otro lado, al venir de Erasmus, tienes la oportunidad de ir a clases de italiano. Antes de tu llegada debes hacer un test para medir tu nivel del idioma: principiante, intermedio o avanzado. A mí me tocó el principiante, así que las clases se imparten los lunes y miércoles en la Facoltá di Economia de 18 a 19:20h. Sinceramente aprendo más "parlando" con mis compañeros de piso porque la profesora da la teoría tan rápido que no da tiempo a asimilarlo. De todas formas es recomendable, más que nada porque te dan cuatro créditos de libre elección si apruebas el examen.
Cambiando de tema, os voy a hablar de la importancia que tienen las bicicletas en la rutina diaria parmesana. Como ocurre en Holanda, mucha gente se desplaza en bici. Eso no quiere decir que no haya tráfico de coches...¡hay, y mucho! Pero está muy bien preparada en cuanto a carriles bici, sin contar con que Parma es un 99% llana.
Desde el primer momento que ví una, tuve claro que quería formar parte de esa gente que iba en bici. Y así fue, me hice de una. 




No es difícil conseguirla. De hecho si vas por la noche a la Pilotta, se acerca alguno con bici en mano ofreciéndotela a cambio de 10-15€.  Si no tienes paciencia...siempre puedes optar por la vía rápida. Eso sí, hagáis lo que hagáis, dadle una manita de pintura antes de sacarla a la calle. Así os ahorráis problemas innecesarios. 
Es tan guay ir por la calle sobre ruedas...Es lo más parecido a la libertad total y absoluta. Se convierte en tu medio de transporte para ir a clase, para hacer la compra, para ir a los sitios  en donde has quedado...
Lo malo es que en invierno se me acaba el chollo porque empieza a nevar, así que durante esa temporada tendré que optar por los autobuses. Están muy bien, pero también hay que rascarse el bolsillo. El viaje cuesta en torno a 1-1,50€ y tiene una validez de 60 minutos. Algo que se viene haciendo aquí es montar sin pagar, ya que el conductor no se encarga de cobrar. Puedes comprarle a él el ticket por 1,50 pero también puedes comprarlo en un estanco por 1€. El caso es que, una vez que entras, hay unas máquinas por donde debes pasar el ticket. Por eso es tan fácil saltarse esto a la torera, aunque de estrangis se meten revisores, y si te pillan sin ticket la multa asciende a 40€.
Existen bonobús para cada tres meses, cuyo precio oscila los 53€.
Por otra parte, encontré el entretenimiento en las fotos. Los días que  salían buenos, mi compañera y yo salíamos a la calle cargadas con la réflex. Mi sitio preferido es el Parco Ducale (Parque Ducal), cuyo nombre ya lo he mencionado antes. Cuenta la historia que fue creado en torno al Palacio Ducal a modo de jardín al estilo francés en 1749.
Desprende encanto por cada una de sus anchas y largas calles. Eso sin contar con el gran número de peces, palomas, tortugas, patos y cisnes que anidan en él. En resumen, una buena forma de evadirse de la monotonía de la ciudad.














Con esto doy por finalizada esta entrada! :)






2ª semana.

Ya situadas en nuestra nueva y "acogedora" casita, nos animamos a ir al Ikea porque no teníamos sábanas, almohadas ni "ná" de "ná". Hay un bus gratuito que sale cada hora de la estación de tren. El caso es que, de vuelta a casa, cargada con almohadas, nórdico, sábanas, tendedero, etc, no sé cómo se me escapó una almohada y fue a parar a la carretera. Un coche frenó para que la cogiese, pero justo detrás venía una cola inmensa de coches que no se dieron cuenta de lo que había pasado y...¡se chocaron! Una forma absurda de provocar un accidente, sí... Como pudimos salimos de allí pitando pensando: "¡Qué surrealista todo!"
Pronto recobramos la tranquilidad, más todavía cuando conseguimos abrir la puerta sin esfuerzo y vimos que teníamos toooooooda la casa para nosotras durante ese fin de semana. Poder tumbarte en una cama para tí sola, ducharte tranquilamente, aunque fuese con agua fría, y poner una lavadora...¡no tenía precio!
A mitad de la semana llegaba una chica italiana y a primeros de mes un chico italiano. La casa es de tres habitaciones, así que hasta final de mes mi compañera y yo tenemos que compartir habitación, que es cuando se va la italiana. Es como otra cualquiera, aunque no tiene salón. Menos mal que la cocina es lo suficientemente grande como para poder socializarnos todos un poquito. 
Alternábamos el disfrutar de la casa con visitas a la Pilotta. Esta costumbre fue disminuyendo a medida que la temporada de frío iba avanzando. De hecho, hoy día se prefiere ir a "Nero Bianco", una discoteca donde suelen ir todos los Erasmus, aunque hay que decir que no muestran mucha estima por los españoles: tengo entendido que cobran más. Lo que suelen hacer es montar un paripé, en plan hablar italiano entre ellos, aunque sea lo más básico. He de confesar que a mí el rollo discotequeo "non mi piace".
Unos días más tarde empezó a coger forma una asociación llamada "ESN-ASSI Parma", la cual ejerce de punto de unión entre todos los Erasmus que nos encontramos en Parma. Organizan fiestas (miércoles y jueves) y viajes. El primero lo organizaron hace poco: estuvieron en Turín, aunque no me animé, ya que todavía no está el presupuesto muy boyante.
Volviendo al tema de las fiestas, dicha asociación montó una como recibimiento a todos los Erasmus: "Erasmus Welcome Day". A ésta sí fuí, aunque para ello tuve que ir a comprar ropa al H&M porque no tenía "ná de ná".


Se apuntaron nuestros compañeros de piso, así que allá que fuimos todos en comparsa. 


Todos los españoles se encontraban allí haciendo botellón en la puerta, aunque con el frío que hacía no se tardó mucho en entrar. La fiesta se celebró en un pub llamado "XXL", cuya estética me la imaginaba de otra manera: parecía más un bar de poca monta, sólo que con un trozo de pista de baile. El baile y yo no nos llevamos muy bien, pero...¡me animé!  Y la verdad que me lo pasé bastante bien.



Esta misma asociación organiza un programa llamado "Tandem". Dependiendo del idioma que te interese aprender, te asignan a un estudiante que quiera aprender el tuyo. A mí me llamó la atención desde el principio, tanto que sin querer me apunté dos veces. Pero...¡mejor! :D

Otro tema del que no he hablado en la primera semana son "las cosas de casa": compras, lavadoras, limpieza, etc...

- En cuanto a la compra, aconsejo que vayáis preparando los bolsillos porque el choque de precios entre lo que hay aquí y lo que estás acostumbrado a ver en España es descomunal. No puede ser que un kilo de melocotones cueste 2€...
Echo de menos el Mercadona, de hecho mi compañera y yo tenemos en casa una bolsa de Mercadona, la cual veneramos todos y cada uno de los días. Mi teoría es la siguiente: si los italianos lo descubriesen, serían más felices.
De todas formas hay un Lidl, lo malo que está en la quinta puñeta. No sé si merece la pena desplazarse hasta allí... Mientras tanto yo compro en Conad. Es de lo más barato que he visto y encima está cerca del piso.


- En cuanto a las lavadoras, he de reconocer que me vine sin tener mucha idea pero bueno, menos mal que el saber de tecnologías te abre muchas puertas. Nada más llegar al piso, mi compañera y yo fuimos lanzadas a poner una lavadora, pero la pobre sólo se dedicó a darle dos vueltecitas a la ropa y a echarle mucha agua. Luego resultó que la lavadora estaba estropeada... Nos la cambiaron pero al poco surgió otro incidente: se cerró mal al ponerla y se quedó atascada. Pero por suerte ya está el tema controlado.


- En cuanto a la limpieza, todos sabemos que es un problema bastante extendido en los pisos de estudiantes. El conflicto surge cuando tú quieres limpiar y te encuentras con que los que te rodean sólo se dedican a ensuciar. Los detalles me los reservo, más que nada por vuestra salud. Eso sí, voy a coger por banda al compañero y aquí nos vamos a repartir las labores como buenos hermanos.

Otro tema del que me apetece hablar es de las comidas. Todos sabemos que la dieta de los italianos se basa en pasta (un pasillo entero en el supermercado sólo de pasta :O) y pizza, que están muy ricas, sí, pero engorda. Venid con fuerza de voluntad, porque cuando vayáis por la calle y os lleguen olores de pizza recién hecha, una fuerza interior desconocida os puede llevar a compraros una porción. Lo digo por experiencia...
Y uf...¿qué decir de los helados? Los mejores del mundo sin duda. Sólo los he probado de una heladería que hay cerca de la Piazza Garibaldi. Es un barquillo grande de galleta, en cuyo interior una señora muy amable te introduce cuatro sabores distintos, cada cual más rico. Y tampoco son tan caros, ¿eh? Te cuesta más o menos lo mismo que en cualquier heladería tradicional.


¡Los capuccinos también están tela de ricos! :D
Por Parma hay locales que pides una consumición y te hartas de comer. Lo que varía entre unos y otros es el precio de esa consumición. El primero al que fuimos se llama "Le Malve", que está en Vía Farini. Ahí la consumición rondaba los 5€. Después estuvimos en otro local cuyo nombre no recuerdo, pero sé que estaba en la calle paralela a Vía D`Azeglio. En éste ya bajaba a 4€. 
Pero el que más me gusta sin duda es uno que está en Vía D`Azeglio. Se llama "L`acquolina", y la consumición cuesta 3€. Además ofrece desde donuts y dulces rellenos de crema, hasta pizza, pasando por la pasta. 








Y con estas imágenes tan apetitosas, ¡doy por finalizada esta entrada! :)


1ª semana (la peor).

Partí el pasado 24 de septiembre desde el aeropuerto de Sevilla hacia el de Bologna, ya que Parma no cuenta con "low-cost".
No hace falta decir que los días previos fueron frenéticos entre maletas, despedidas y todas esas cosas que conllevan un viaje durante un largo período de tiempo.
Era la primera vez que me montaba en un avión, así que le añadía doble emoción al asunto. Como buena novata, me dejaron sentarme al lado de la ventanilla, justo donde las alas. Fue una sensación muy bonita, sobre todo cuando miraba hacia abajo: ¡un Google Earth en vivo y en directo!
Por suerte no iba sola en esta aventura: me acompañaban una compañera de clase y un chico al que conocí en el mismo aeropuerto.
Tras dos horas, intensas al principio, aburridas al final, llegamos a Bologna, con retraso, eso sí, pero al parecer es algo muy típico.
Nada más aterrizar, la sensación que me invadía (y que me sigue invadiendo) era la de "tan lejos pero tan cerca". Esto se puede aplicar a todo: desde geográficamente hasta lo relacionado con la gente que dejaba en Badajoz. Pronto te das cuenta de que la distancia es la mejor forma de ver las cosas de otra manera, de valorar más lo que tienes, simplemente observando todo desde fuera.
También percibes que la vida aquí es más lenta en lo referente al día a día de la gente. Estaba acostumbrada a que, por ejemplo, a las cuatro de la tarde  no había apenas nadie en la calle, mientras que aquí a esa hora daba la sesnsación de que eran las seis de la tarde. Por la noche pasaba más de lo mismo. De hecho más de una vez cené sin darme cuenta a las ocho de la tarde, pensando que eran las diez...¡Una locura!
En seguida nos pusimos en camino hacia Parma, nuestro lugar de destino. El trayecto no se hizo muy ameno, porque para empezar había que coger un bus para la estación de tren que costaba ¡5€! Eso sí, esperando conocimos a dos españolas, con lo que no nos sentimos tan solos.
Una vez llegamos a la estación, nos pusimos manos a la obra para buscar el tren pero era un auténtico descontrol porque estaba todo mal señalizado. Si a eso le añadimos que cargar con las maletas (una de 15kg y otra de 10, para ser exactos) es la peor de las torturas...¡Ese día desarrollé unos buenos bíceps! :D
Después de cerca de una hora de traqueteo, llegamos a la estación de tren de Parma. Ahora nos teníamos que dirigir al Ostello della Gioventú, un hostal en el cual se suelen alojar todos los Erasmus porque es de lo más barato que te puedes encontrar aunque, para qué nos vamos a engañar...¡está donde Cristo perdió las sandalias!
Yo, como hasta el último momento no sabía si podría irme, reservé para una sola noche, pensando que el encontrar piso sería coser y cantar. Pero no, estaba completamente equivocada: nuestra "odisea" no tuvo nada que envidiarle a la de Homero.
Al día siguiente estábamos en la calle, con maletas incluidas. Menos mal que esa tarde se presentó un hombre de una inmobiliaria ofreciendo pisos, pero como no nos podíamos meter todavía porque no lo desocupaban hasta una semana después, nos consiguió cobijo en casa de un amigo suyo. Al parecer se iba a presentar al hostal a recogernos, pero cuál fue nuestra sorpresa al ver llegar a un hombre de unos 60 años, vestido de cuero, con melena negra, y con un pañuelo de EE.UU atado al cuello. Mi compañera y yo nos miramos en ese momento, en plan..."Dios mio, dónde me he metido..."
Por fortuna, en esto tampoco estábamos solos. Mira tú por dónde nos juntamos con cinco chicas más, todas ellas en la misma situación que nosotros. Como punto cómico, hay que añadir que el hombre (Enzo) era cantante de karaoke: cantaba todos los sábados en el mercadillo. 
La primera noche nos invitó a todos a cenar unos simples "panini", en plan "todos en familia".



Al principio todo fue bien, de hecho nos invitó a ir a escucharle cantar en el mercadillo, con intervenciones musicales nuestras, pero aquello iba a ser el principio del fin... El tal Enzo era un "espabilao de cuidao" como todos los italianos, y la mujer estaba celosa, así que la situación se puso tensa.
Menos mal que Rocío, Alejandro y yo, en una reunión de Erasmus para entregarnos los papeles, conocimos a otros Erasmus españoles que casualmente les sobraba una noche en un hostal, y...¡nos lo regalaron!
Con las mismas fuimos a casa de esta familia a recoger las maletas. Las otras chicas ya habían encontrado piso pero como les faltaba pagar la fianza y demás, tenían pensado quedarse uno o días más. El caso es que nada más llegar se produjo una acalorada discusión entre el matrimonio, y todos sabíamos que era por nuestra culpa, así que decidimos que no íbamos a dejarlas allí otro día más, que se venían con nosotros. ¡Y dicho y hecho!

 
El único problema, que a estas alturas ya nos parecía algo nímio e insignificante, es que la habitación sólo contaba con tres camas, y nosotros eramos seis. Así que, ni cortos ni perezosos, juntamos dos camas para dormir en ella las cinco chicas. 






Todo hay que decir que me levanté más tiesa que una tabla. 
A la mañana siguiente volvíamos a estar en la calle, así que otra vez cargando con las maletas. Hay que decir que las maletas empiezan siendo tus mejores amigas porque guardan todo lo que consideras de valor, y terminan siendo tus peores enemigas.
El caso es que reservamos otra noche en ese hostal, y otra vez estábamos en las mismas: tres camas para seis personas, así que como comprenderéis saltarse eso estaba prohibido, pero aún así nos la jugamos. 
Esta vez la cosa salió mal, ya que había más gente alojada que nos vieron y, aunque al día siguiente intentamos escapar por todos los medios antes de que el dueño llegase, no fue así. Fue una escena más propia de la peli "Atrápame si puedes" que de la vida real. Nos echaron y encima tuvimos que pagar 5€ cada uno, que en comparación a lo que costaba alquilar cada noche, ¡estaba muy pero que muy bien!
A todo esto, nosotros nos pasábamos el día entero buscando pisos, pero entre que es muy caro y que no sé por qué razón los italianos no nos tienen mucho aprecio...No estaba la cosa fácil ni mucho menos, así que más de una vez nos veníamos abajo porque ni descansábamos ni comíamos en condiciones.
Al terminar la estancia en el hostal, el grupo se dividió. Alejandro encontró piso por su lado y nosotras cinco quedamos por otro lado, aunque con una diferencia: las tres chicas ya podían quedarse en su piso. Nos dejaron quedarnos con ellas hasta que encontráramos uno.
Menos mal que Alejandro, en una de sus búsquedas, encontró un piso del que ya no estaba interesado y que estaba muy cerca de nuestra facultad (Facoltá di Lettere e Filosofia), así que nos ayudó a ponernos en contacto con los que vivían en él y afortunadamente nos dijeron que sí.


Puede parecer el final feliz de un cuento, pero no fue así. La primera noche que podíamos dormir en una cama en condiciones no pudimos llevarlo a cabo porque no eramos capaces de entrar en casa. Resulta que la puerta se abre de una forma muy particular: primero tiras del pomo hacia la derecha, a continuación giras la llave y, a la vez, das un rodillazo (un bailecito me marcaba todos los días). Bueno, esta forma de abrirla fue al principio, ya que con la práctica encontramos maneras menos escabrosas y, sobre todo, dolorosas. 
Intentamos dormir en las escaleras del piso pero, como es comprensible en estas fechas, hacía un frío horrible. Tras una hora y pico esperando no sé a qué, llamamos a nuestras amigas y nos ofrecieron otra vez su casa, así que a las cuatro de la madrugada nos pusimos a cruzar Parma en dirección a ella.
Al día siguiente volvimos al piso y nada, que tampoco quería abrirse...Tomé la opción de llamar a la vecina de enfrente, que para sorpresa nuestra, abrió la puerta como si nada...¡Qué pavera!
A pesar de todo, hubo risas para dar y tomar, y todas las noches nos íbamos a la Piazza della Pace, más conocido como "Pilotta". Allí nos reuníamos todos los Erasmus españoles para contar nuestras penas y alegrías.





Y colorín colorado...la primera semana ha terminado! :)

Iniziamo! ;)

Por fín, tras casi un mes de mi partida, me atrevo a escribir en este blog, ideado para contar mi experiencia como Erasmus en Parma (Italia) durante nueves meses.
En principio lo hago para guardar un recuerdo escrito de todo lo ocurrido, pero no estaría mal que le sirviese a algún estudiante de ejemplo o de ayuda para su próxima experiencia Erasmus en Italia.
Quizás es demasiado pronto para hacer valoraciones (al menos profundas), pero lo que sí puedo asegurar es que tu nivel de madurez y responsabilidad aumenta como la espuma en poco menos de 24 horas.

Después de esta breve introducción, como bien indica el título de esta entrada...COMENZAMOS! ;)